jueves, 7 de marzo de 2013

A LOS DESIGNIOS DE DIOS, RESPETO

Se destapó Chávez. En su discurso de instalación de la Asamblea Nacional de Venezuela el presidente Hugo Chávez afirmó que en su país el proyecto político de las Farc y el ELN “se respeta”

ESTE VIDEO RESUME LO QUE FUE LA CONSTANTE POSICION DEL DIFUNTO CHAVEZ FRIAS FRENTE AL CONFLICTO INTERNO DE COLOMBIA:

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Lo que en un comienzo Chávez presentó como un abrazo a la libertad y una esperanza para desterrar el drama humanitario del secuestro, se convirtió sorpresivamente en el discurso desafiante de un presidente que se declara aliado del enemigo interno de los colombianos.

Ante la plenaria de la Asamblea Nacional de Venezuela, y con la banda presidencial terciada en el pecho, el presidente Chávez pronunció un discurso que fue recibido como una bofetada a la dignidad del pueblo colombiano. Con su puño encrispado y en alto, lanzó tres cargas de profundidad: que las Farc y el ELN no son grupos terroristas, que son ejércitos que ocupan espacio territorial en Colombia y que merecen un reconocimiento político en América Latina y el mundo, por el que él va a luchar.

Esta no parece ser sólo la visión de Chávez, o la de un líder megalómano y tropical que ha hecho de la provocación su estilo de gobierno. En el cenit de su discurso, y cuando advirtió que las Farc tenían un proyecto bolivariano y que ese proyecto en Venezuela "es respetado", la Asamblea, en pleno, estalló en aplausos y ovacionó a su líder de pie.

Una imagen que estremeció las fibras más sensibles de una sociedad que, como la colombiana, ha padecido en carne propia la estela de sangre que ha dejado la guerrilla en sus 40 años de guerra.

¿Qué significa que el proyecto bolivariano de las Farc sea respetado por el gobierno venezolano? ¿Es acaso una mera empatía ideológica -o una simple identidad revolucionaria- o es un respaldo abierto a la sangrienta estrategia de la guerrilla colombiana para derrocar un gobierno legítimo y democrático? ¿Creerá Chávez aún en el espíritu altruista de la guerrilla para sacarla de la lista de terroristas de la Unión Europea, o estará tejiendo el estatus de beligerancia de las Farc en Venezuela, para darles el tratamiento de un Estado? ¿Fue el explosivo discurso de Chávez un acto de genuina convicción ideológica, o el cumplimiento de un pacto secreto con las Farc por la liberación de los secuestrados? ¿Por qué Chávez fustiga sistemáticamente al gobierno colombiano y nunca le pide respetar el derecho internacional a una guerrilla que no se cansa de pisotear la dignidad humana?

Se podría pensar que estos delicados mensajes son el producto de la intemperancia verbal de un líder tropical. Pero detrás de la retórica bolivariana hay un ajedrez geopolítico preocupante, y un hombre clave en este tablero es Ramón Rodríguez Chacín, recién nombrado ministro del Interior de Venezuela.

Su reveladora despedida de los guerrilleros que entregaron a Clara y a Consuelo refuerza la idea de que entre las Farc y el gobierno de Chávez hay más que una admiración mutua. El ministro del Interior de Venezuela, mientras estrechaba la mano de uno de los combatientes de las Farc, le dijo: "Estamos muy pendientes de su lucha. Mantengan ese espíritu, mantengan esa fuerza y cuenten con nosotros…". Para este alto funcionario -como lo mencionó ante las cámaras de televisión- las Farc no tienen en su poder secuestrados sino "prisioneros políticos", y no hay criminales de la guerrilla en las cárceles, sino "prisioneros de guerra". Un discurso pulido y calculado que le abona el terreno a la guerrilla para su reconocimiento como fuerza beligerante.

El nombramiento de Rodríguez Chacín como ministro debe encender las alarmas en Colombia. Durante años ha sido considerado por analistas de Venezuela como el enlace entre el presidente Chávez y las Farc. Fue el hombre que permitió que el guerrillero Rodrigo Granda pudiera moverse en Caracas como un diplomático más y hasta se le otorgó ciudadanía venezolana. Según informes de inteligencia, su finca, en el estado Barinas, ha sido visitada por algunos jefes guerrilleros. Incluso hace dos meses Iván Márquez, miembro del secretariado de las Farc, pernoctó allí antes de reunirse con el presidente Chávez en el Palacio de Miraflores. Pero sus relaciones con las Farc no son nuevas. Hacia finales de los 90, sus continuas visitas a la zona del Caguán, como director de inteligencia de la Disip, generaron en el gobierno colombiano las primeras sospechas. Tanto, que el presidente Pastrana le solicitó en su momento no volver a la zona sin su autorización.

En 2002 la prensa venezolana denunció que Rodríguez Chacín habría diseñado un plan denominado 'Frontera', en el que el gobierno venezolano se comprometía a abastecer a las Farc con medicamentos y otorgarles asilo y permisos de tránsito, a cambio de que esta guerrilla no realizara operaciones militares en el vecino país. ¿Serán la ciudadanía venezolana de Granda y la finca de Chacín una pieza de ese plan?

El episodio de Rodríguez Chacín ha preocupado a un puñado de funcionarios en el Ministerio de Defensa y la Cancillería colombianos que de tiempo atrás han visto a Venezuela convertirse en una verdadera retaguardia política para la insurgencia. Muchos guerrilleros colombianos, con nacionalidad venezolana, se camuflan entre los sectores más extremistas del chavismo, al tiempo que atienden redes logísticas y políticas al servicio de las Farc. Los organismos de seguridad aseguran que desde hace años Iván Márquez vive al otro lado de la frontera. Estos datos se suman a informaciones precisas sobre la existencia de campamentos de la guerrilla en el vecino país, las cuales el propio presidente Uribe le entregó a Chávez. La actitud de las autoridades venezolanas frente a éstos ha sido pasiva. También hay evidencias de que oficiales corruptos de la Guardia Nacional y la Disip serían claves para que las Farc usen el territorio de Venezuela como ruta para el narcotráfico y la compra de armas.

¿Cómo puede Chávez apoyar el proyecto político de las Farc -y "respetarlo"- cuando el único fin de ese proyecto político es derrocar por la vía militar al gobierno colombiano? Dentro del derecho internacional esto es considerado como intervención en los asuntos internos de una nación. Pero, como dijo a SEMANA un líder político venezolano, "a Chávez no hay que verlo como el presidente de un país sino como el líder de una revolución". Una revolución con ambiciones continentales donde Colombia juega un papel esencial por la enorme frontera que comparten. ¿Tendrá algo que ver con esta estrategia el mapa sin frontera que presentó Chávez hace pocas semanas cuando frente a las cámaras anunció la 'Operación Emmanuel'? ¿Era ese el mensaje subliminal que estaba enviando el día de la liberación de Clara y Consuelo cuando la banda marcial de Miraflores entonó en dos ocasiones el himno de Colombia?

El mensaje de Chávez se convierte en un salvavidas político para las Farc en una coyuntura en la que están viviendo una presión militar como nunca antes habían tenido. El discurso del Presidente de Venezuela, más que un ejercicio de retórica, fue una verdadera bomba con implicaciones insospechadas. Aunque hoy, después del 11 de septiembre, y luego de tanto esfuerzo para incluirlos en la lista de terroristas, parecería imposible imaginar una sede diplomática de las Farc en Caracas, esto podrían lograrlo con el estatus de beligerancia. Sería un golpe mortal en la titánica lucha de Colombia por deslegitimar la lucha armada de las Farc, que le ha costado al gobierno sangre, sudor y lágrimas.

El escenario puede ser aun peor. Nicaragua, Ecuador y Bolivia, tres gobiernos alineados con Chávez e indulgentes con las Farc, podrían iniciar un efecto dominó para el reconocimiento político de la guerrilla colombiana en el continente.

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