miércoles, 23 de noviembre de 2011

Respirando por la herida

 

He llegado a la conclusión que misia Piedad definitivamente es masoquista, pues le gusta que le den madera a toda hora, porque de otra manera no se comportara como lo hace en los medios, o es como la cortesana que cita Don Quijote en uno de sus diálogos con Sancho, cuando un famoso poeta de la época hizo sátiras maliciosas a las cortesanas y no la nombró a ella; muy molesta le reclamo al poeta por no haberla mencionado, y le exigió que la incluyera, como quien dice: "que hablen de mí, aunque sea mal, pero que hablen".

Prometí no volverme a referir a esta señora, pero al escuchar el sábado 12 de noviembre las declaraciones dadas en una entrevista al periodista de RCN, Antonio José Caballero, me di cuenta de que perdimos a la negrita, ya no hay nada que hacer. Según ella tenía todo listo para que su adorado Cano entregara a los secuestrados y llegó el Presidente Santos, sin consultarle, sin pedirle permiso, le tumbó la vuelta al ordenar cascarle al legendario narcoterrorista, y por esto se va lanza en ristre contra los militares, dizque porque expresan una risa diabólica cuando dan declaraciones a los medios sobre el exitoso operativo Odiseo, con el que se dio de baja al bandido, y al Presidente Santos lo acusa de querer la muerte de los militares secuestrados porque no le comió cuento a las falaces intenciones de Cano de hablar de paz. Su muerte dejó un gran vacío en el oportunismo de misia Piedad, a quien no se le conoció una sola palabra en contra de la arremetida de los narcoterroristas contra la población civil y la tropa en el Cauca donde ha muerto gran cantidad de "colombianos y colombianas".

Nuestra estafeta de Cano manifiesta en la entrevista con Caballero: "Llegué a Colombia exactamente el día del asesinato del comandante Alfonso Cano, en las horas de la mañana, cuando ya me habían empezado a contactar, para comenzar los asuntos pendientes como la liberación del grupo final de rehenes, era una decisión ya tomada por Cano", que casualidad, ni modo de preguntarle al muertito.
Esta señora mediante su trasnochado discurso de voluntad de paz de los bandidos tiene engrupidos a los familiares de los secuestrados tratando en una forma tendenciosa e irresponsable, de echarle la culpa al Presidente Santos, ya se le fue Uribe y la negra ahí. No ha podido entender que los secuestradores son sus colegas y no el gobierno, que son ellos quienes tienen que soltarlos.

Ese dolor de viuda múltiple y de querer hacer aparecer como mártir al criminal más desalmado que ha tenido el país, reivindicando su voluntad de paz es una falta de respeto con el dolor de los secuestrados, sus familias y todos los colombianos. Este comportamiento lo que demuestra es que a ella y a sus colombianos y colombianas les importa un pepino la suerte de los campesinos vecinos de los pueblos del Cauca que son bombardeados.
Qué pena que el valeroso comportamiento de nuestras Fuerzas Militares, la acertada dirección del General Navas en la inteligencia, la táctica y la estrategia en las operaciones les haya desbaratado el montaje de la nueva entrega.

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